5.9.10

Modelo para Armar (o sobre los decididos machines)

¿Nos debemos a una tierra? ¿Debemos permanecer en ella en las buenas y en las malas? ¿Bastan solo las ópticas particulares?
La respuesta depende –como todo, del cristal donde se mira. Todas las decisiones merecen respeto. Nadie es imprescindible. Nadie es necesario.
Pero eso sí: no necesitamos en este país a pesimistas inmóviles en queja perpetua, inútiles y absurdos acrecentadores de sicosis colectivas. Aquí queremos a los decididos machines que desde la sociedad civil se aglutinen para exigir el cambio. Espero que este mínimo Modelo para Armar sea de utilidad para que el que quiera tome las decisiones que le plazcan.
He estado conversando con alguien en la disyuntiva de marcharse a Estados Unidos. Sus circunstancias son las siguientes: casado con tres hijos, todos con visa de turista, un hijo por entrar a la adolescencia, US$230,000.00 líquidos en el bolsillo después de quemar las naves, una maleta de sueños aun por cumplirse. Habiendo visto poco progreso en este México de crisis recurrentes, la escalada de violencia le preocupa sobremanera, principalmente por la edad de sus chicos, y por ello han decididos marcharse.
Dejar el empleo, por parte de él, no representa mayor desprendimiento. De cualquier forma “ya estoy hasta la madre de las ñoñeces de mi jefe el lunes tempranito”. Por parte de la madre, tampoco hay mayores ataduras que les impida marcharse. Familia tienen, y la tienen cercana, pero es secundario tenerlos lejos -según me ha dicho.
Según sus cálculos el billete les aguantaría poco más de dos años con los bolsillos apretados. No tener ingresos es un escenario pesimista. Están ambos consientes de que deben producir, y que esa mudanza es un salto al vacío definitivo “por nuestra seguridad y para darle mayores oportunidades a nuestros hijos”.
¿Qué van a hacer entonces?
Primero que nada constituirán una LLC, y como empleados de dicha sociedad, regularizaran el estatus migratorio de todos. Se puede cruzar como turista y después hacer el papeleo. Un abogado les organizará la historia por unos US$8,000.00 dólares, más o menos, según me dice: “le estoy negociando al cabrón del abogado, pero no se deja, tu sabes…, with the money dance the dog, con dinero baila el perro, el piporro se escucha machin del otro laredo, ¿no crees?”.
El tema migratorio es para ellos de mayor importancia. Estando legales todos vamos a tener acceso a servicios públicos, educación, salud, y los chicos seguirán estudiando. Subcontratados por la empresa, siendo ambos profesionistas, podemos prestar servicios a terceros, o comercializar productos mexicanos, o pasar los primeros meses buscando oportunidades para después atacarlos del todo. Algo encontraran –me dice: “cuantas veces no has escuchado eso de ¡que quien es trabajador en ese país, tiene alternativas! ¡esa es la tierra de oportunidades! ¡el sueño americano!”
Me dice que ya han echado números, “bien apretados, pero ni hablar” En El Paso, por ejemplo, una renta de un departamento puede conseguirse a 1,000 dólares mensuales. Eso podría ser buena opción para empezar. Podría ser atrás de Sunland. Residir legalmente en buena zona significa acceso a las mejores escuelas públicas para los chicos. Ya las hemos visto bien. Incluso avalados por la empresa podemos tener un financiamiento, y comprar una troquita de las suaves gabachas. Eso lo tenemos claro. No podemos parecer jodidos advenedizos, porque eso trae mala suerte. Debemos parecer acomodados, por lo menos. Fingir que su patrimonio corría riesgo en un México inestable, y hacernos los importantes en una mudanza necesaria. Eso es muy importante. Así la misma raza mexicana que anda por allá nos abrirá las puertas. El deptito va a estar pinchi, pero será temporal, vas a ver...
Le pregunto y me dice que sí, que sí ha leído las declaraciones recientes de Lorenzo Zambrano, el mandamás de Cemex, caca grande de Monterrey. Coincide con él en lo fundamental, pero piensa que Zambrano habla desde un estado de cuenta con saldo asumido y circuito cerrado. Por eso, sus opiniones sobre traición, sobre dar la espalda a México, o cualquier sentimentalismo del tipo, le valen absolutamente madres. Aquí cada quien hace lo que quiere.
Yo lo único que tengo es el análisis con mis dólares ahorrados y mis tres chimpayates. Por allí tengo que empezar. Es cierto, la moralina de vez en cuando me toca la espalda, me mueve el piso. Fui educado en México y Mexico me dio todo. La posibilidad de crecer con costumbres entrañables, de formar familia y ver crecer a sus hijos.
Pero eso es corazón –me dice, y ya no puedo pensar con el corazón. Ni con el estomago. No me
importa comer toda la mierda de allá.
Es cierto, me voy bien jodido, pero estoy hasta la madre de tanta tranza. No puedo ni salir a la calle. Veo ojos que me amenazan en todas las esquinas. Esto nunca se va a componer –me dice, y así le sigue, y no para, y hoy por la mañana me habló por teléfono de nuevo.
Yo ya le ofrecí ayuda, para lo que vaya necesitando, en el límite de mis posibilidades. Me urge que ejecute su plan lo más rápido posible.