21.6.08

Periodista Ciudadano

(Publicado en El Siglo de Torreón el 22 de junio de 2008. Versión original aqui).

El hombre se mueve por donde lo dejen. Las conductas infiltradas abundan y las inquietudes y las complicidades son compartidas. Los movimientos sociales surgen espontáneos y los hombres reconocen sus ojos entre las multitudes. Los cerebros, a través de instrumentos de contacto –de medios de divulgación—conducen el cauce por los senderos elegidos. Las motivaciones abundan: liberación de cadenas, lucha por respaldo colectivo, grito ante demandas no todas legítimas, lucha por poder, entre otras. En la actualidad, a través de los largos brazos que brindan los nuevos medios, el ciudadano de a pie está participando en esas luchas y está encontrando conductos para la exigibilidad y el criticismo.
Un movimiento opositor en Internet anda armando revuelo en Cuba por estos días. Sus bastiones más visibles son el blog Generación Y de Yoani Sánchez, y Penultimosdias, editado por Ernesto Hernández Busto. No hablaré de las visitas totales que reciben porque los inundaré de números, limitándome mejor a decir que Yoani Sánchez, una delgada y frágil filóloga cubana de poco más de 30 años, recién fue galardonada con el premio español Ortega y Gasset, e incluida por la revista Time entre la lista de las 100 personas más influyentes del 2008.
Su esfuerzo logró recorrer los caminos de piedra de la Habana Vieja hasta las notas en los diarios internacionales. Lúdico en todo momento, y en un comienzo apenas deseo individual de expresión, el blog Generación Y se ha convertido en bola de nieve, cuyas dimensiones han merecido incluso encabezados de El Comandante contra La Bloggera.
Detrás, además, hay una historia de clandestinidad y persecución, y un tema que vende en demasía. Ante el bastión profundo del debate sobre la realidad cubana, ante los ánimos encontrados y una coyuntura compleja de intereses diversos, el movimiento ha encontrado el respaldo de la comunidad internacional y una virulenta propagación de visitas. Sobre la mesa se ha colocado entonces un experimento político por demás novedoso, cuyo desenlace y valoración será sin duda a analizar en el marco teórico de participación ciudadana y movimientos colectivos.
De cualquier forma se vislumbra desde ahora la importancia que en un futuro tendrá el periodismo ciudadano. Que alguien nos diga exactamente que está ocurriendo en la Calle Sexta, sin cortapisas ni filtros que sopesen la verdad, motivados por los intereses de grupo. Que alguien nos diga en realidad donde el hambre y donde los muertos, sin que la estadística sucumba al oficialismo maquillador de todos los días. Que alguien nos diga de verdad cuanto en el bolsillo y cuanto por abajo del agua, sin que el poderoso caballero solamente se lleve la mano a los labios y pida silencio.
Esta semana he visto nuestros noticiarios nocturnos y sigo al borde del vómito. La uniformidad, el aburrimiento en demasía, la ausencia total de análisis y la presencia del amarillismo a toda costa, son cosas de todos los días. Sin embargo he percibido algo diferente en medio de tal decadencia: los comerciales son por demás barateros y los productos desconocidos al extremo. El hartazgo ha hecho que los ratings mengüen. Ha cobrado factura la decadencia del obsoleto formato noticioso oficial, reflejo de la manipulación acostumbrada. Que no nos sorprenda que pronto desaparezcan esas corbatitas tersas con su cara de espanto. Más, ante todos los vacios que pronto se llenan, es preciso apoyar y generar conductos que desde su independencia (y no solo en concepto), pudieran brindar mejores resultados en la búsqueda de un estado democrático y una estricta rendición de cuentas de las autoridades. Las nuevas tecnologías son un buen instrumento. Veremos cómo se desarrolla todo esto.